domingo, 28 de febrero de 2010

Laurent Cantineaux de los 0º 38' N, 59º 47'W a los 17°54′N, 62°50′W



Laurent Cantineaux, se nos fue, pero no del mundo sino a otro cuadrante geográfico, lleva consigo en su maleta no solo su talento, que es ya mucho decir, sino todas las amistades y admiraciones que en su paso por estos parajes, supo hacerse en el bolsillo, ¿Que se lleva?, estoy seguro, que nuestra esencia, que forma ahora parte de su paladar, entre ello, nuestro Ají, el gusto por la confrontación entre el dulce y lo salado, nuestra mezcla multisabores del mundo, nuestro sabor de Caribe y otros muchos sabores, que de seguro hoy marcan o hacen su referencia en su Cocina.
Cantineaux, hoy con 40 años a cuestas 20 de los cuales dedicados a las artes culinarias. Viene de una formación inicial en El Centro de Formación Técnica Jean Ferrandi, en el área de cocina, con lo cual emprende su viaje por los distintos paladares del mundo en sitios tan lejanos como Singapur o más cercanos a su cuna francesa como lo fue en Bélgica.
En su andar se paseo por locales de referencia como el Restaurant Daniel, en Nueva York, donde era Sous Chef del gran Boulud, en Le Scholteshof en Haseelt, Bélgica y L’ Abbaye Saint Michel en Tonnerre en Francia, con los cuales prepararia la gama de sabores que luego desbordaría aquí, en una Venezuela, donde los amantes de la buena mesa pedían a gritos un nuevo estallido culinario dentro de la escena Caraqueña, que a finales de los 80 había decaído rápida y estrepitosamente.
Es así como, de la mano del Grupo Ara y mas específicamente dentro de la propuesta de Citron Café y la cocina de O’Club, estructura el comienzo de un camino que muchos seguirían y determinaría un nuevo capitulo dentro del mundo de la Restauración en Venezuela, que todavía esta dando frutos y que cada vez esta mas influenciado por la creatividad de mentes criollas o como el solía decir: “sus amigos Cocineros Venezolanos.
Luego, con Café Atlantique, pondría toda su creatividad a flote; inundada por la influencia de los productos locales, que seria, por cierto; una de la mejores maniobras hechas por restaurador alguno en esa época, que en vez de mantener una línea dentro de su Carta con rasgos altamente foráneos, que incluso, les contrariaba en funcionamiento, por la necesidad de traer insumos del extranjero, en una época en que ya no era tan fácil y que, solo provoco, una restricción entre la propuesta y el nivel de calidad de la misma; Cantineaux, en cambio se ampara en el Caribe Venezolano para ofrecer una Cocina de autor cautivante y novedosa. En donde haría alarde de la fusión de dos cocinas que aun siendo distantes y distintas, podían entremezclarse dando excelentes frutos.
Luego, en los años subsiguientes, no solo se mantendría dentro de la buena critica de los gastrónomos locales, sino que impulsaría el concepto de globalización que se venia dando, fuera de nuestras fronteras, con los extraordinarios Chef Internacionales que traería como invitados a su Cocina, acortando así la distancia entre ellos y nosotros y diciéndole a los venezolanos y al mundo… ¡podemos ser referencia!, ¡también estamos en el plano mundial! ! Porque pensar lo contrario!
Una vez, recuerdo haber mencionado a Laurent Cantineaux, como fuerza impulsora de la Cocina Venezolana y haber sido sometido a diversos juicios de mis colegas, que de principio alegaron en su contra, su gentilicio, (ese señor en Frances), me dijeron; pero tanto el como otros, optaron por colocar nuestra cocina; la cocina que se hace en el país, dentro de una visión mundial… eso, es ser mas venezolano que cocinar un foie! , en estas tierras, digo Yo.
Pero en fin, Cantineaux, se fue del país, se fue rumbo, a la Isla de St. Bart, como, por aquello de no alejarse de su caribe pero estar al mismo tiempo mas cerca de su pais, pero sin abandonar ese caribe que le recorre por las venas y con sazón venezolano; ahora la batuta de Café Atlantique la lleva mi buen Amigo Daniel, quien fuera, el Sous Chef de Laurent por larga data y de quien no espero nada mas, que un manejo magistral de tan laureado y bien ubicado local, dentro de los gustos de los sibaritas caraqueños.
Mientras nuestro Frances, prendera los fogones en el marco de brillantes días de sol y noches taciturnas de luna, en una isla que se embriagada, con el ir y venir de las olas del Caribe en el Archipiélago de Guadalupe.
De mi parte, ¡ Mucha Suerte, Mi Amigo!, ¡Suerte al Mentor!, ¡Suerte al Chef!, siempre de usted recordare lo que me dijo un dia: “La Discipline, es el ingrediente del Éxito”, máxima que rige mi cocina. Ojala! pronto sepa noticias suyas, aun mejor si las escucho de su boca, aunque sea con ese tono y murmullo afrancesado que nunca le abandono o no quiso abandonar.
Esta es mi forma de rendirle, homenaje o mejor dicho celebrarlo. Saludos Chef…