jueves, 2 de julio de 2009

Mi Cocina Venezolana


Voy a contarles un pequeño relato de la vida real que ocurrió en una escuela de cocina hace unos años atrás, y que hoy vuelve a mi memoria al ver los esfuerzos de estos chef venezolanos, a quienes les aplaudo tan hermosa iniciativa de formar la Asociación Civil Venezuela Gastronómica. Y buscar así socavar los cimientos de esa poca Fe que tenemos por lo nuestro y a la vez producirnos un momento de reflexión.
Todo comenzó la mañana de un lunes que ya quedo en el pasado, el profesor Merlín Gessen, no, nos daba , clases de magia como alguno podría pensar, sino Comunicación Gastronómica si mal no recuerdo! y nos cuestionó sobre lo que al salir ya de la escuela, pudiéramos hacer en Pro de la gastronomía local. Vaya pregunta, no!.
Bueno, me dije, puesto el reto, medité sobre el asunto buscando llegar a grandes conclusiones, las cuales resumo a continuación en la medida que iban apareciendo:
Primer día: Es inaudito que nuestra cocina (la venezolana) esta subvalorada ante la mexicana o la peruana en este continente, así que voy a lucha para cambiar eso: “Viva la Cocina Venezolana”. Como habrán visto, tenia buenas intenciones, pero por dios, que lerdo!.
Segundo día: Hay que incentivar el amor por lo nuestro, es parte de toda esta lucha. Bueno ni tan mal; por lo menos ya estaba pensando en las causas del problema, creo que iba mejorando.
Tercer día: Hay que crear e idear nuevas recetas a partir de los ingredientes de esta tierra “abajo el foie gras”. ¡Oye!, esa me pareció muy buena, aunque creo que ya tenemos un gran acervo tradicional, que quizás estilizando un poco y profesionalizando las técnicas, lo haríamos mejor, pero, claro bienvenidas las nuevas recetas, por que ¡no!.
Cuarto día: El comensal debe cambiar su mentalidad de arraigo por lo extranjero y nosotros debemos demostrarles como disfrutar la cocina venezolana. ¡OH si!, a pesar de que es como un apartado más de la conclusión del día dos, simplificaba mejor mis ideas.
Quinto día: ¡Al salir de aquí voy a ser el mejor Chef de este país! (ojo amigo lector haga énfasis en esa parte) “para llevar a cabo mi cometido”.
Craso error, como habrase notado estas grandes conclusiones no aportaban gran cosa a la gastronomía nacional, pero si bastante a mi ¡Ego!
En esos días me alejé tanto del verdadero objetivo, que al final solo me quedó un vasto vacío, sobre todo moral.
Pues el camino que me llevaría a una buena respuesta era aquel donde primero, “Yo” me hacia un auto-juicio de valor, para ser luego, verdaderamente útil a mi país.
Una vez a un amigo le dije anecdóticamente: fíjate que cuando se rompe un tubo de agua la gente corre a buscar un paño para tirarlo en el charco, en vez de buscar una llave inglesa trancar el agua, cerrar la fuga y reparar. Por eso siempre al final nos queda otro problema más; el tener que secar todos los paños que mojamos.
Y es lógico para poder cambiar algo, cambia tu primero! así que para comenzar con buen pie, tendría que mejorar mi cocina primero y así tener con que sostener una propuesta legítima y honesta que pudiera darle a mi país.
Solo con trabajo y constancia lograría darle el sitial que merece en el mundo Nuestra Cocina y no solo hablo de la tradicional, sino de toda aquella que es creada por manos que hayan nacido o no! en esta tierra.
Para así contribuir con un grano de arena a esa gran playa que queremos extender por el mundo llamada “Cocina Venezolana” y que otros cocineros como yo, esperan poder embarcarla y hacerse con ella a cuestas a la mar, hasta otras orillas como algunos primeros navegantes ya lo han hecho, como nuestro Primer Marino, nuestro Marco Polo: el Chef Edgar Leal.
En Fin, nosotros regalamos a través de nuestras creaciones culinarias; momentos, sensaciones, satisfacciones, risas, paz, tantas variopintas experiencias, entonces, porque no hacerlo con ¡Gusto venezolano!